Despido improcedente
En España los despidos se clasifican en tres grupos principales: objetivos, disciplinarios y nulos.
El despido objetivo se basa en una serie de causas ajenas al trabajador. Estas causas aparecen recogidas en el artículo 52 del Estatuto de los Trabajadores. Se trata de causas económicas, técnicas, organizativas o de producción.
Esto ocurre por ejemplo, cuando la empresa se encuentra en quiebra y ya no puede continuar con su actividad,
Estos despidos se pueden clasificar, a su vez, de tres formas: procedentes (es decir, cuando están justificados), improcedentes (cuando no lo están) y nulos.
Por su parte, el despido disciplinario se fundamenta en la conducta del propio trabajador. Entre algunas de esas conductas encontramos:
Las faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad al trabajo;
La indisciplina o desobediencia;
La embriaguez habitual o toxicomanía si repercuten negativamente en el trabajo;
Como ocurre con el despido objetivo, el disciplinario también se puede considerar de tres formas distintas: procedente, improcedente y nulo.
Por último encontramos los despidos nulos, que son los que se dan en el caso de trabajadoras embarazadas.
La ley es clara y dice que no se puede despedir a una trabajadora basándose únicamente en su embarazo; cuando esto ocurre, el despido se considera nulo y la trabajadora tendrá derecho a ser readmitida en su puesto. Es la empresa quien debe demostrar que el despido se ha producido por otros motivos y que no tiene relación alguna con el embarazo, si es que realmente ha sucedido así.
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